Historia del registro musical: el magnetófono

¡Ya llevamos más de la mitad de la historia del registro musical! Hoy toca hablar del magnetófono.

Su origen es alemán, fue desarrollado por empresa AEG, tomando los principios descritos y patentados por el doctor Fritz Pfleumer en 1928, y lo presentaron al público en la feria radiofónica de Berlín de 1935. Los primeros que se comercializaron para uso civil eran de alambre de acero, pero pronto se desarrolló un soporte magnético, que consistía en una cinta de flexible de acetato de celulosa cubierta con una laca de óxido férrico. Esto permitió fabricar magnetófonos más pequeños y baratos.

Después de la Segunda Guerra Mundial, el estadounidense John T. Mullin regresó a su país desde Alemania, donde había descubierto los magnetófonos y decidió llevárselos a San Francisco. Como la legislación no le permitía llevar un magnetófono completo, lo desmontó y cuando llegó a su país lo volvió a montar, además se envió por correo 50 rollos de cinta magnética. Además de investigar cómo funcionaba el aparato, lo mejoró añadiendo una señal que incrementaba la respuesta a la grabación. En 1946 hizo una demostración pública en San Francisco, y a partir de ahí la empresa Ampex decidió construir los primeros magnetófonos profesionales de EEUU.

La grabación magnética aportó una mayor calidad sonora, mayor duración y mayor facilidad en el proceso de edición y masterización, por lo que trajo una mayor experimentación en la industria musical, utilizado por músicos como The Beatles y Pink Floyd. Su principal mejora frente a los discos era la capacidad de editar, añadir, borrar y regrabar sobre lo anterior.