Historia del registro musical: el gramófono

Hoy os hablaremos sobre el gramófono y los discos.

Emile Berliner patentó el gramófno en 1887, solapándose con el éxito de Edison y el fonógrafo. Su funcionamiento era parecido al de su antecesor, pero, en vez de cilindros, el registro se realizaba sobre discos. Estos estaban hechos de vulcanita a partir de un molde de zinc y prensados mediante la técnica de grabado y estampación. Eran mucho más resistentes que los cilindros, tanto a la temperatura como a los microorganismos, además de ser más fáciles de almacenar. Los surcos de los cilindros cambian de profundidad pero no de anchura, mientras que en los discos es al contrario, lo que aumentaba el volumen del sonido, grababa más fielmente a la realidad y mantenía durante más tiempo la aguja en el surco.

El gramófono pronto se volvió un éxito comercial ya que su manejo era más sencillo que el del fonógrafo. Berliner fundó la Berliner Gramophone Company, donde se grabarían la mayoría de los discos del siglo XIX, con un extenso y variado catálogo.

En 1895, Eldridge R. Jonhson, colaborador de Berliner, sustituyó el mecanismo de cuerda por un motor de resorte que proporcionaba una reproducción más constante y sin esfuerzo.»