Descripción
El teletipo es un dispositivo telegráfico usado durante la primera mitad del siglo XX. Su finalidad fue la de enviar y recibir mensajes mecanografiados punto a punto a través de un canal de comunicación simple, como es un par de cables de telégrafo. Gracias al teletipo, el sistema telegráfico alcanzó una eficiencia y un esplendor sin precedentes. El teletipo constaba de un transmisor, que incorporaba un teclado donde se escribía el mensaje para el destinatario, y de un receptor-impresor, que traducía las señales eléctricas que recibía a caracteres impresos. Por lo general, eran máquinas grandes y pesadas. Los primeros teletipos presentaban sólo cinco teclas, cada una de las cuales realizaba una perforación en una posición longitudinal predefinida sobre el papel de soporte. Se hacía uso del denominado código original de Baudot, o Alfabeto Internacional de Telegrafía Nº 1, desarrollado alrededor del año 1874. El problema de este código es que sólo permite obtener 32 caracteres, lo que no cubre las necesidades de codificación del alfabeto completo más los números. Para resolver este problema, en 1901 Donald Murray introdujo una modificación del código reordenando caracteres, agregando otros nuevos junto con códigos de control. Con esto se consiguió un teclado similar al de una máquina de escribir, que aseguraba la generación de la combinación de puntos correspondientes al carácter o signo deseado al pulsar una tecla. Una modificación posterior del código de Murray, fomentada principalmente por Western Union, es la que hoy en día conocemos bajo el nombre de Código de Baudot, Alfabeto Internacional de Telegrafía Nº 2 o, simplemente, ITA2. Con este nuevo código, los teletipos alcanzaron velocidades de transmisión mucho mayores que las de los sistemas anteriores, llegando a 400 signos por segundo (aproximadamente 65 palabras por minuto). El dispositivo receptor era capaz de funcionar de dos maneras diferentes. El primer modo de funcionamiento implicaba el uso de un teclado, similar al aparato del emisor, que decodificaba la señal de puntos transmitida e imprimía el mensaje. En el segundo modo de funcionamiento, los receptores trabajaban mediante perforaciones que eran imprimidas en línea y en sentido transversal sobre una tira de papel. Para la decodificación final del mensaje recibido se empleaban lectores ópticos.