Descripción
El heliógrafo (del griego helios, sol, y grapho, escribir) es un aparato para hacer señales telegráficas por medio de la reflexión de los rayos del sol en un espejo. Esta reflexión es modulada por el operario haciendo pivotar el espejo u ocluyéndolo momentáneamente mediante la interposición de una especie de persiana. Este instrumento es sencillo pero eficaz para comunicaciones ópticas instantáneas en distancias de 50 km o mayores. Los primeros antecedentes documentados del heliógrafo se remontan al s. IV a. C., cuando los griegos clásicos utilizaban el reflejo del sol sobre los escudos para intercambiar señales durante la batalla. El diseño que aquí se muestra es debido a Sir Henry Christopher Mance (1840-1926), del Cuerpo de Señal de la Armada británica. Fue testado en guerra por primera vez en 1877. En 1909 el Gobierno de los Estados Unidos adoptó el uso del heliógrafo para el Servicio de Protección Forestal. El instrumento fue utilizado rutinariamente por el ejército británico y australiano hasta los años 60. El mayor inconveniente de este medio de comunicación en campaña es el de delatar la presencia de quien está haciendo las señales. Este hecho, unido al surgimiento y rápida expansión de las comunicaciones por radio, propició que el heliógrafo fuera cayendo paulatinamente en desuso. La imagen del heliógrafo se ha instalado firmemente en el imaginario colectivo, siendo utilizado en numerosas obras de ficción, tales como La guerra de los mundos, de H.G. Wells (1898), Los trabajos de Hércules Poirot, de A. Christie (1947) o la serie televisiva Lost (2004-2010).